de Dios en el cristiano, imposible a la naturaleza humana (Ro. 8:4). El fruto del Espíritu es una obra de Dios que Él mismo opera a través del creyente. Las nueve manifestaciones del fruto del Espíritu representan cualidades sobrehumanas del carácter. Tales manifestaciones no pueden ser producidas por habilidad o recursos del hombre natural. Las nuevas manifestaciones del Espíritu son características divinas que se manifestaron plenamente en Jesús. Esas nueve perfecciones son el carácter del creyente
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